Para ir cerrando el tema del convento templario de San Juan de Otero, una vez criticada la ubicación dada por Rades y Andrada del San Juan de Otero templario, voy a abordar ahora la propuesta de Gonzalo Martínez. Este prestigioso académico desecha la ubicación dada por Loperráez (1788) en San Bartolomé de Ucero y, sorprendentemente cree localizarlo en un lugar en donde nadie, hasta ese momento, lo había hecho, en Peroniel del Campo, donde no se conoce tradición oral ni escrita templaria alguna además. Recurre este investigador a Rades y Andrada en las tres leguas que da a la ubicación de San Juan de Otero con respecto a Soria pero, desconociendo plenamente que se refiere concretamente al Cerro de San Juan existente al norte de la ciudad (entre Portelrubio-Fuentelsaz y Matute de la Sierra-Portelárbol), no duda en afirmar que esas tres leguas hay que contarlas hacia el este de la ciudad de Soria. Y lo hace quizás basándose exclusivamente en su propia facultad imaginativa y al entrelazar algunos datos como apoyo, y aun así se le ha dado crédito por doquier en libros diversos sobre el Temple y en artículos varios publicados en internet.
En “Los Templarios en la corona de Castilla” (1993), rechaza la ubicación dada por Loperráez en la ermita de San Bartolomé dado que no se encuentra en ningún otero y, además, la advocación del templo no está dirigida a San Juan (aunque sí que hay en el altar mayor un cuadro con San Juan Bautista y el Agnus Dei). Como he reiterado muchas veces lo más obvio es pensar que el convento templario de San Juan de Otero existente durante el papado de Alejandro III y, sobre todo, en 1170, se ubicaría en el cerro del castillo de Ucero, en su otero, y que tras las Navas de Tolosa los templarios pasaron al Cañón del río Lobos, donde construyeron la ermita de San Bartolomé en el primer tercio del siglo XIII (véase mi libro Guía Templaria de San Bartolo en río Lobos).
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